sábado, 16 de mayo de 2009

El fútbol sólo me ha dado alegrias

Hace como un mes tuve que salir corriendo de la casa editorial el Globo, dueña del diario económico La República, puesto que sus dueños no estuvieron de acuerdo con mis protestas a raíz de la puesta en marcha de una detestable campaña de marketing en la cual a los periodistas de la redacción debían entregar volantes de promoción del diario en la calle. Como 40 días despues de los hechos acá narrados vuelvo a la labor periodística e investigativa.

Soy, desde hace una semana, uno de los investigadores de un documental acerca de la historia del fútbol en Bogotá. Quizas de todos los trabajos que he tenido, éste es el que más estoy disfrutando porque reúne dos pasiones que me hacen llorar y reir : el periodismo de investigación y el fútbol.

Me dedicaré, por los próximos cuatro meses, a investigar datos, personajes, eventos y actividades históricas del balompíe de la capital de la república.

El fútbol siempre ha sido importante para mi. Prefiero quedarme a ver un partido en mi casa que realizar otras actividades. No importa si es un partido de segunda división, no importa.

Cuando estaba muy pequeño tuve la fortuna de pertenecer a la escuela de Formación Deportiva del Club Los Millonarios donde conocí a grandes figuras como Eduardo Guillio, "Maravilla" Gamboa y el equipo del 89. Recuerdo ver cuan grande era el "guajaro" Iguarán y me acuerdo cuando el papá de Wilman Conde venía por su crio a los entrenamientos.

El fútbol ha sido importante para mi siempre. Recuerdo en el Colegio Refous, en la cancha al frente del laboratorio, como me consagré con un gol desde muy lejos con un balon rojo marca Match. No solo ahí, en la cancha del parqueadero, en una final de un torneo intercursos, fuí el último en cobrar un penalty que definía el campeonato. Recuerdo que le dí muy mal pero fue gol.

Aun cuando me enyesaron mis piernas recuerdo que jugaba en el colegio. Y ni hablar de mi época en la cancha del gimnasio cristiano con un equipo de ensueño. Campeones en torneo de colegios de Chía, fuímos a dar a los departamentales, ¡que recuerdo ! ¡que partidos!.

Luego, cuando llegó la crisis económica y no pude terminar mis estudios en el Cristiano pasé al Instituto La Rabida un colegio donde aprendí muchas cosas. Como venía de una institución medio acomodada me dio durísimo el cambio y no hablaba con nadie. Era un ser vil. Así, varios meses hasta que el fútbol llegó. Solamente se necesitó un partido de banquitas para romper mis esquemas. Desde allí todo cambio, gracias al fútbol.

Mi primer artículo escrito +l para un periódico lo realicé para El Templo, organo oficial de los estudiantes del Gimnasio Cristiano, dirigido por el insigne abogado Fernán Restrepo. Fue un artículo acerca de un clásico entre Millonarios y Santa fe en los 90's.

En la universidad también jugué. Le dí en la jeta a un profesor, me intentaron cascar por hacer una denuncia ante el decano...en fin.

Ya de manera profesional trabajé en el Diario UNO que murió como a los tres meses de su nacimiento porque las mafias del país no dejan trabajar.

Ahora viene este trabajo. El fútbol nuevamente llega para exorcisar mis más profundas frustraciones y viene, como siempre, ha salvarme la vida.