Escribiendo un par de noticas.No tengo temor al decirlo. Siento que debo escribirlo. Trabajar en un diario económico fue una gran experiencia en todo sentido.
Observar, a veces, el criterio tenido en cuenta para un tema de portada. Amiguismo, interés particular y monetario, negocios, Estado, poder, registro, Agencias de Prensa, bla bla bla.
Al salir de la universidad tenía ( y sigo teniendo ) la convicción de ser consecuente con los principios que rigen el arte del reportero. La veracidad, honestidad, objetividad, neutralidad y el contexto de un país lleno de conflictos y males. Colombia tiene 45 por ciento de personas pobres y 17 por ciento de sus pobladores son indigentes, según la Cepal.
Esa cifra, lejos de ser un dato más que se publica en los diarios o televisión, para mi sí tiene un alto significado, pues desde hace cuato años, creo profundamente que el periodismo es capaz de comprender, y si no es capaz de cambiar esa situación, actua como memoria.
Bajo esos principios he buscado, y seguiré buscando temas e investigaciones que sean consecuentes con ese periodismo en el que creo y en el que creeré hasta que me muera, o por lo menos, hasta que la circunstancias sean tan duras que no logre sostener mis propios argumentos, mis fundamentos, mis principios y mi ética. Por ello denuncié que 5.000 toneladas de desechos tóxicos estaba enterradas en diferentes partes del país, por eso creí conveniente añadirle culpa a Agenda de Conectividad por el fracaso de un sistema informático como PILA.
En Colombia, el periodismo se ha vuelto una rutina aburrida. Se tiene un espacio y se debe llenar con algo. Lo que sea. No importa con que. No importa cómo. Ctrl C + Crtl V se ha vuelto normal e importante.
Son pocos los ejemplos de un periodismo que surge de una reflexión académica de un reportero. Lejos estamos del primer mundo como
queda muy claro acá. Lejos estamos de la buena prensa, claro está, con maravillosas y valientes excepciones.
Un día, pensando en lo anterior, decidí hacer un análisis del diario donde trabajaba. Me limité a leer sólo el primer parrafo de las notas que se publicaban. El 90 % comenzaban de la misma forma y el 95 por ciento creían que la noticia era la voz de un funcionario público ( por lo general ministros) que anunciaban algo, cualquier cosa . Es decir, el periodismo se convirtió en un registro del poder. Sin ningún tipo de distancia, criterio o algún elemento académico que filtrara esa información y leyera entre líneas lo que signficaba 'x' o 'y´ anuncio.
Pocas veces encontré una contrapregunta que llegará más allá de lo que estaba sucediendo y lo entiendo. Sé porque muchas veces mis colegas no las hacen y es sencillo: No quieren acabar la "buena relación" con la fuente, no tienen tiempo de estudiar lo temas, es decir, comen entero. Por que siempre es la misma consigna: Llene el espacio con algo, no importan como, rápido que se debe cerrar, rapido !!! .
Ante esta situación recuerdo a la veterana periodista
Helen Thomas de la Casa Blanca quien en un
documental dice:
Si nosotros no preguntamos... quiénes lo harán ?.
Para ella, el principal culpable de la crisis que vive Estados Unidos es el periodismo quien se arrodilló ante los madoffs y sus fiestas, ante las burbujas de dinero, ante el apoyo nacionalista para empezar una guerra... Acá sucede igual.
Para mi, lo que dice Thomas es el verdadero periodismo y no el registro automático de hechos sin una reflexión o consideración. Igual sé que nunca hay tiempo, ni personal suficiente. En parte, creo que esto sucede por el contexto en el que vivimos donde una mirada disidente es acusada de subersiva o terrorista.
Día a díaEn varias oportunidades tuve que hacer publireportajes donde no se le explicaba al lector la procedencia de la nota, ni las razones para que un periodista se tomara un tiempo de escribir un artículo de 3.500 caracteres. Tuve mucha pena de firmar la nota. Lo consideraba injusto para el lector. Pero que más da...eso se imprime y listo. El papel periódico de mala calidad siempre termina siendo un buen elemento para limpitar los ventanales. El de buena calidad, se guardará con cariño y aprecio.
Tuve la fortuna de iniciarme en esta carrera al lado de periodistas como Mauricio Vargas, Maria Elvira Samper, don Edgar Tellez quienes desde la revista Cambio, en su época, no estaban arrodillados ante nadie. Denuncia tras denuncia. También tuve la fortuna de tener como profesor a Norbey Quevedo . Toda esta dinámica y enseñanza de trabajo se quedó pegada a mi, y no he podido huir de sus garras. Siempre que pienso un tema, le veo todos los lados, implicaciones, intereses. Al parecer he aprendido a dudar de todo. Y sueño con la oportunidad de realizar temas, de hecho tengo una gran lista deposibles temáticas para escribir, cuando tenga un tiempito.
Como ese es el periodismo que aprendí, un buen día realicé una nota acerca de
Agenda de Conectividad, donde expuse con argumentos periodísticos su responsabilidad en las fallas del sistema
Pila. Se supone que esa entidad es la encargada de llevar a buen término la transformación tecnológica del país. Al día siguiente de ocurrido el hecho, me hicieron una advertencia de no publicar ese tipo de notas. Entendí el mensaje. Cumplí todo el tiempo con el mandato que me habían impuesto. Coincidencialmente por esos días salió un artículo en Semana donde informaban acerca de cómo el diario donde trabajaba era el que más pauta estatal tenía. Obvio, entendí el mensaje. Cállate, debes vivir de algo.
Pese a que me enteré de muchas cosas entiendo que uno no debe "patear la lonchera".
Sin embargo, aún no logro entender cómo es que el periodismo no hace nada cuándo, por ejemplo, ve en frente de su cara c
ómo se negocia un puesto en la CNTV. Inconcebible. No entiendo. O cuando fracasa un TLC rotundamente afectando así a los empresarios. Al parecer soy un romántico. Pero igual: ya sé, no hay tiempo, hay que cerrar temprano, no investigues, quédate con el hecho que todos los medios manejarán al otro día y con eso es suficiente, salvaste tu día.
Bajo presiónDurante un año debí realizar una página entera de un diario. Desde la primera letra hasta el caracter número 7.000. Mi tarea era responder por esa responsabilidad. Finalmente era tener siete temas diferentes todos los días. Lo hice. Feliz unas veces, otros no tanto porque Ctrl C + Ctrl V es aburridísimo. Debí buscar las fotos, realizar repoteria, asistir a todos los eventos donde se presumia que posiblemente iban a "chiviar" los colegas. Durante varios días no hice una sola página, construí dos. En medio del estress de cuadrar 14.000 caracteres diarios y al mismo tiempo cubrir una nota de la ETB de última hora, o los chicharrones de la CNTV, transcurrió el tiempo...
Fue chévere, durante los últimos meses llegué a divertirme y alegrarme de trabajar bajo presión. Bajo la mirada agobiante del reloj que no se detiene. A las 4:00 debía cerrar. La máquina traga tinta debe escupir sobre el papel. No hay nada que hacer, eso debe cumplirse. Aprendí a ser sagaz, a cuadrar titulos, a ser "avispao" y de una nota de prensa emitida por cualquier persona , meterla con la dignidad periodística... para que el lector crea que eso es importante.
En fin... valiosa experiencia, sin duda. Salí, porque no acepté, que pese a todo este trabajo que tenía, también debía repartir volantes en la calles y porque me autoburlé de mi condición . Una persona, que seguramente practica el periodismo Copy Paste, consideró que yo era desleal a la organización y envió mi autoburla a Personal quienes consideraron muy graves mis comentarios.
Sin duda alargaré este post, será mi memoría histórica. Sin embargo tengo sueño y debo descansar. Si yo fuera empresario, no leería un diario económico colombiano.
Mañana, quizas, sea un día para ejercer un periodismo consecuente.