domingo, 11 de abril de 2010

Implante de pico


Foto de la Secretaría de Ambiente.

La lora Lola perdió la mitad de su pico en una riña. Esta es la historia de como sus plumas volvieron a brillar y cómo pudo volver a comer.

La lora Lola nunca entendió las razones de su dueña. Llevaba dos años tranquila. Durmiendo, comiendo, hablando y creciendo. A pesar de estar en una jaula su plumaje era brillante, su canto agradable y, al parecer, todo salía bien.

Aunque Lola estaba feliz :) llegó el día que siempre había temido . La dueña de la jaula decidió traer a un loro más grande y fuerte, y a pesar de las advertencias de la propietaria de la prisión donde vivían, el nuevo pájaro pronto marcó territorio y la atacó cruelmente.


El ataque se produjo en la noche. El loro la agarró sin piedad. La golpeó, la mordió, la pateó, a tal punto, que la pobre Lola sufrió una herida gravísima. El ataque fue de tal magnitud que la pobre Lola perdió la parte superior de su pico.

Ante semajente herida y sin saber qué hacer la dueña del animal tomó la decisión de llevarla ante las autoridades.

Así fue que llegó Lola a comienzos del mes de abril al Centro de Fauna de la Secretaría de Ambiente de Bogotá. Aunque no se tenían registros exactos de la fecha del ataque de su amigo de jaula los expertos de esta entidad distrital rápidamente se dieron cuenta que le faltaba la mitad de su pico, evidenciaba mala nutrición y la falta de brillo en sus plumas denotaba un bajo estado de ánimo.

Rápidamente fue llevada al hospital donde luego de la valoración inicial se concluyó que debían hacerle, cuanto antes, una cirugía estética, un implante de pico. Para este procedimiento, nunca antes registrado, expertos de la Secretaría y la Universidad Udca unieron esfuerzos para salvar el animal.


La cirugía


Luego de valoraciones de todo tipo, una cuarentena especial y la unión de cinco especialistas, entre verterinarios, biólogos y zootecnictas, el pasado 10 de marzo, Lola entró a cirugía.

La idea de los especialistas era implantar un pico sintético elaborado en cemento óseo que se había construido gracias a un molde de acrílico tomado de una lora amiga.

El día de la cirugía Lola estaba muy nerviosa, pese a este estado de ánimo, pronto se rindió ante el efecto de la anestesia y de inmediato los especialistas le insertaron un tornillo en su nariz que sostendría la parte superior de su nuevo pico. Con dos palos de paleta y delicadamente los expertos mantuvieron el nuevo pico en su lugar mientras se secaba la masa y con copos de algodón le limpiaban la lengua y zonas cercanas al pico.

Finalmente el molde tomó su forma. Era amarillo como el que había perdido. Una pulidora minuatura ayudó para que el pico tuviera su forma original.

Ya la ciencia había hecho su labor y sólo quedaba una cosa por hacer: esperar que luego de seis horas Lola se despertara y comiera algo.

Y sí. Aplausos y felicitaciones. La operación había sido un éxito. La Lora finalmente utilizó su nuevo pico degustando un delicioso plato de granos y frutas.

“El paso a seguir es conseguir algún centro exsitu, como zoológicos o parques naturales, para reubicarla en un sitio más acorde a su hábitat natural”, dijo Juan Antonio Nieto Escalante, Secretario Distrital de Ambiente, cuando la vio comiendo.

1 comentario:

Roosevelt Gordones dijo...

jajaja hermano!... de donde saca tantas vainas locas??... saludos!!!